Conoce a… Pío Baroja
«Locura, humor, fantasía,
Ideas crepusculares,
Versos tristes y vulgares,
Eterna melancolía
Angustias de hipocondría
Soledad de la vejez
Alardes de insensatez,
Arlequinada, zozobra,
Rapsodias en donde sobra
Y falta mucho a la vez.»
Estos versos abren el prólogo de Canciones del suburbio, el único poemario que escribió Pío Baroja, pero bien podrían ser una descripción de toda su obra: triste y melancólica, a la par que loca, divertida y fantasiosa, dura y clara. Con motivo del 150 aniversario de su nacimiento, nos adentramos en su obra para entenderle un poco mejor.
Pío Baroja es un escritor rotundo y descarnado, que vuelca en su obra mucho de él, de su sentir del mundo y de su biografía. Atravesado por la soledad y por una visión trágica de la vida, las novelas son desesperanzadas y ácidas, burlándose con descreimiento de los valores hegemónicos de la España del momento. Aun así, con su escritura sencilla y directa y sus tramas llenas de vicisitudes y aventuras, consiguió crear un corpus que ha seguido apasionando a generaciones y generaciones de lectores.
Un pesimismo socarrón
«La vida es esto, crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad... ¿Y qué hacer? No puede abstenerse de vivir. No se puede parar...» Así reflexiona Pío Baroja en boca de Sasha en El mundo es ansí, una de sus obras cumbre. Esta visión acabada, tan propia de su momento histórico, entronca con los grandes temas de la literatura del periodo y de las novelas de Baroja: la naturaleza humana, la violencia, el exilio, y la situación española y la europea. La sensación de estancamiento, de atraso con respecto a Europa será una de las grandes inquietudes que perseguirán a los héroes y heroínas barojianos, como veremos a continuación.
Todo este sentir, según explicaba él mismo, se reúne por ejemplo en Zalacaín el aventurero o en Las inquietudes de Shanti Andia, que nos acompaña por la bella costa guipuzkoana. El estilo sencillo, directo, sin ambiciones estéticas ni florituras, es el punto de partida ideal para dar rienda suelta a todos los elementos característicos de la prosa barojiana: aventuras, lances azarosos de los que salir victorioso. El protagonista, un joven sediento de acción con ganas de comerse el mundo, está movido por su afán de dejar atrás un contexto monótono, gris y predecible.
Madrí, Madrí, Madrí
Aunque vasco de nacimiento y siempre muy interesado por las tierras y costumbres del norte, Pío Baroja es uno de los escritores que más y mejor ha cantado a las calles de Madrid. Con su famosísima saga La lucha por la vida, una de las más tempranas publicada en 1904, acompañamos a un joven mientras crece a trompicones por las hostiles o amigables calles de la capital. La vida es difícil, durísima, y, por mucho que te esfuerces, sin un golpe de suerte que te coloque, siempre habrá que luchar.
Por supuesto, con El árbol de la ciencia volvemos a recorrer ese Madrid desigual, castizo y polvoriento, esta vez acompañando a un estudiante de medicina de una familia humilde que encarna al completo los valores de los héroes barojianos y, cómo no, es un claro reflejo del propio escritor.
El interés de Baroja por Madrid abarca todas las épocas y periodos. En La isabelina, por ejemplo, estamos en 1833 con la muerte del rey Fernando VII. Esta novela forma parte de la larguísima serie Memorias de un hombre de acción que, acompañando a su antepasado Eugenio de Aviraneta, recorre al más puro estilo de Galdós en Los episodios nacionales, la historia de España desde la Guerra de Independencia. Por otro lado, también recoge los momentos de la Guerra Civil y el París de los exiliados: obras como Laura o la soledad sin remedio y, por supuesto, la trilogía Saturnales, cuyas dos últimas obras se tuvieron que publicar ya en democracia debido a la censura franquista; la última, Los caprichos de la suerte en 2015.
Por mucho que pasen las décadas, Pío Baroja sigue causando fascinación entre lectores nuevos y recurrentes. Aventurero comedido y responsable, amante del campo y tranquilo peatón de ciudades, su obra es un pasaporte a viajes a tierras lejanas, unas gafas para encontrar las aventuras y peligros en los escenarios más cotidianos, una tertulia en la que hablar y reflexionar sobre los grandes temas como la tradición, el peso de la historia o el proceso de modernización.